Mamá – Morearte

Aún son visibles las cicatrices de mi espalda de cuando el amor me dio alas, sin saber muy bien como usarlas con ellas volé a lo más alto.

Seguro que alguien aún conserva las tijeras con las que me fueron cortadas. Si hablamos de amor… he tocado el cielo y también me he quemado en el infierno. Lo cierto es que por muy bonito que fuera (muchas veces) y en especial una…. Por desgracia o por suerte, nada dura para siempre.  Tras recoger del suelo mi corazón hecho pedazos y volver a recomponerlo, con la cabeza en su sitio y las ideas más claras que oscuras solo puedo dedicar esta obra a lo único que para mí de verdad será para siempre, y es que desde siempre fue.

Físicamente un hilo rojo me conectaba a ella 9 antes de pisar la tierra, a día de hoy ese hilo sigue más que vivo, se alejó y estiró, se acercó y volvió a encoger, pero como la leyenda cuenta nunca se rompió y pase lo que pase sé que jamás lo hará. Esta oda al amor real se la dedico a mi Mamá, como no podía ser de otra manera, creo tanto en esta leyenda que si o si tenía que pensar en cómo hacer que su concepto fuese completamente real.

¿Puede alguien discutir que en la mayoría de los casos es de los pocos hilos que nunca partirán? Sobre el papel dando forma y color a mi interpretación del hilo rojo: Cupido besando a su madre Venus y nuestro hilo… obviamente rojo.