Esta pieza quiere representar el ruido mental desde el marouflage. El paisaje idílico fracturado y recompuesto.
Junto con su pieza paralela, “Siempre pienso en el verano”, ambas le hacen un guiño al mar que todo arregla.
Esta pieza surge de muchas otras, de aprender a valorar e integrar el error, de crear un diálogo entre mi yo más tradicional y los nuevos aprendizajes.
Un mapa de recuerdos y sentimientos, de escenas robadas y momentos difusos.
En clave más personal, mostrar el reflejo previo a disipar el ruido antes del silencio mental donde consigo que preocupaciones y miedos encajen.
Una cartografía sobre mí misma y mi forma de entender la pintura y el paisaje. Donde el resultado es un juego, un puzle, donde los límites, los materiales y sus características juegan un papel fundamental.
- Marouflage.
- Óleo sobre papel, acrílico sobre papel y óleo en barra artesanal sobre tabla.
- Medida completa de la obra: 100×100 cm.
- Obra no enmarcada.