Aire – Serie Introspección. Naza del Rosal

Aire es la tercera pieza de una serie de cinco acrílicos sobre los elementos, en los que se explora la relación entre las fuerzas de la naturaleza y las cualidades del espíritu.

Según Jung, cada elemento primordial está asociado con una disposición psicológica, de la misma manera que los “humores” tipificados por la medicina antigua explicaban el carácter del alma en términos de las sustancias elementales que constituyen el cuerpo humano. Así, el agua se identifica con la sensibilidad, la tierra con la percepción, el fuego con la intuición y el aire con el pensamiento.
Pero más allá del subtexto intelectivo que la díada aire/pensamiento tenía para los antiguos alquimistas, la artista introduce en la obra, a través de su característica polifonía de motivos alegóricos, una dimensión simbólica del aire que recupera su sentido más poético y más genuinamente femenino: la inspiración.

Inspirarse es respirar, dejarse picar por los oistros, el “estro”, el estímulo que hace surgir la creatividad. De ahí que la inspiración, ese soplo creador que soplan las musas aladas en los ojos o en los oídos del poeta, sea el don originario de la mujer, la fecundidad que antecede al embarazo (embarazo) de la obra artística. En Aire, el autor hace visible lo invisible -la musa entendida tradicionalmente como un agente subalterno de la creación- con una explosión cromática de mitogemas ‘junguianos’ para celebrar que la musa ya no es sólo una musa. Ella
es una artista.